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  • Foto del escritorFreddy J. Sánchez-Leal

Carlos López. Capítulo 9: Karma instantáneo.

Actualizado: 17 jun 2020

Me contrata B&S. Capacitación acelerada. La magia y riqueza del intranet de B&S. Lorena me ama. La caída de Esteves.


Photo byVlad DediufromPexels


Viajé de madrugada para estar lo más temprano posible en la oficina de Guerrero. La Sra. Adams me hizo el favor de guardarme mi maleta en una habitación. Estaba muy contenta de verme y agradecida porque le había traído envueltas dos arepas peladas y un buen trozo de queso de cabra. Me arriesgué para traérselo porque no sabía si le iban a gustar (con eso de que se cuida como un tesoro), pero acerté. Guerrero llegó en unos minutos más y me dice sin mirarme:

—«López, buenos días. Por favor, pase a mi oficina».

Entonces paso y me dice ahora sí, fijándose en mí:

—«Ya supe lo que pasó con Esteves». Mueve la cabeza y pone gesto en señal de reprobación. «Qué predecible me resultó. ¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Adónde vas a trabajar?».

—«Pues, no lo sé», le digo mirando hacia el piso.

—«López, te ofrezco trabajo como supervisor de calidad en mi equipo. ¿Aceptas?».

Se me iluminó la cara y se me puso una sonrisa en el rostro, y le digo:

—«¡Sí, claro! ¿Cuándo empezaría?».

Guerrero levantó el teléfono, marcó una tecla y dijo: «Aceptó».

—«López, vete por favor con la Sra. Adams. Ella se va a encargar de ti. Bienvenido». Me estrechó la mano y se volvió a meter en su trabajo. No lo había notado antes, pero Guerrero tenía un crucifijo de plata sobre su escritorio.

La Sra. Adams me abrazó muy fuerte. Estaba contenta. «Carlos, mi niño, vámonos rápido al departamento de Talento Humano para ver todo lo de tu contratación».

Fue un día largo, pero bastante dinámico. Primero una plática de inducción a B&S para nuevos contratados. Después, un vídeo de bienvenida al equipo de la Superintendencia de calidad a cargo de Vicente Guerrero. Luego, algunos exámenes médicos, pues los de sangre quedaron para el día siguiente porque había que venir en ayunas. B&S tiene un programa de capacitación de una semana compuesto fundamentalmente por video clases y un sistema de evaluación en línea, pero Guerrero pidió que yo lo tuviera cubierto en dos o tres días, a más tardar. Me asignaron un escritorio en una oficina colectiva para los supervisores. En mi caso, me ubicaron con los supervisores de construcción civil, pero al lado teníamos a los mecánicos y a los electricistas. Mi escritorio cuenta con un CPU y dos pantallas, acceso al intranet de B&S, un teléfono con pantalla para video llamada. Sobre mi escritorio estaba una tableta iPad, casco, lentes, tapa oídos, una mascarilla 3M contra polvo, un par de camisas blancas de mangas largas con el logo de B&S; estas eran provisionales mientras rotulaban mi nombre a las oficiales. También estaba un par de botas de seguridad con la talla exacta que más temprano había escrito en las hojas de registro, y finalmente, mi carné de identificación con llave de seguridad para los accesos al edificio y oficinas que estaban a mi nivel de responsabilidad.

«Ah, por fin un escritorio solo para mí», me decía a mí mismo cuando por fin me pude sentar en mi silla. Me sacó de mis sueños despierto un joven que vino a entregarme las llaves de mi pickup asignada, y me comunicó que me estaban esperando en el estacionamiento para la inducción de seguridad de manejo dentro de las instalaciones de la refinería. Además, me hizo entrega de un radio de onda corta, que resulta esencial para la comunicación ya que, por condiciones de seguridad, en la refinería no se puede utilizar el teléfono celular. La inducción de seguridad fue rápida. La mayoría de las cosas ya las conocía. Lo único nuevo fue las dependencias, personas y números a los que debía reportar cada una de las situaciones riesgosas o incidentes relacionados con la seguridad. Me hicieron una prueba de manejo por la refinería y, gracias a Dios, todo salió muy bien; hasta pude estacionar de retroceso decentemente, que es mi gran dificultad.

El resto del día lo pasé con audífonos en mi escritorio viendo las vídeo clases de capacitación y tomando las notas respectivas. Quedé sorprendido con el intranet de B&S. Primero, tienen acceso a todas las normas ASTM, AASHTO y venezolanas sobre ensayos en materiales de construcción y procedimientos civiles. Solo hay que ingresar una palabra clave o número del estándar y de inmediato se generan todas las posibilidades y se pueden descargar de inmediato en PDF el o los documentos que se requieran, tanto los actuales como versiones anteriores. Aunque no tiene para todos los ensayos, en un gran número de ellos, el intranet cuenta con vídeos explicativos de los procedimientos de ensayo de pruebas de laboratorio y campo. Hay una cantidad impresionante de cursos en línea sobre distintos tópicos relacionados con el diseño, el control de calidad y la construcción de obras civiles. Esto con la finalidad de que el supervisor de calidad pueda estar familiarizado con la prueba o procedimiento de inmediato, y para detectar inconformidades en las auditorías. Obviamente me pregunté para qué querría Guerrero tener los libros de las normas ASTM en físico cuando los tenía aquí en el intranet. Más adelante supe que él precia mucho de tener libros en físico porque se siente más cómodo y seguro hojeándolos y escribiéndoles notas con su propia caligrafía. En fin, cosas de cada uno. Yo me doy más que servido con la intranet; es un tesoro invaluable. B&S tiene, en su sede de México, una dependencia de investigación científica. Allí se dedican a generar nuevo conocimiento y tecnologías en el área de materiales de construcción, que aplica B&S en sus proyectos donde actúa como empresa constructora. Gracias a eso, en el intranet hay también un servicio de biblioteca virtual donde puedes conseguir el PDF de cualquier artículo técnico o publicación que estés buscando en el área de construcción. Literalmente, es como si fuera una universidad de altos estándares.

Estaba perdido en los rincones de la intranet de B&S cuando entra a la oficina la Sra. Adams con su muy agradable figura.


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—«Carlos, mi niño, ya es tarde. Tengo que irme. No sé si te vas a quedar más tiempo en la oficina porque a partir de esta hora tendría que reportarlo en vigilancia. Aquí están los datos de tu hotel donde te quedarás temporalmente mientras te asignamos un alojamiento. En el hotel hay restaurant y ya todas tus comidas allí están cubiertas por la empresa. Si necesitas algo más no dudes en contactarme. Me voy corriendo a comerme tus arepitas», me dijo la Sra. Adams entre risas.

Mi abuela Fefa me dice que yo siempre encuentro una mamá en todos lados. Dice que así pasa cuando uno pierde a su mamá. Dios le repone una en cada lugar. No me había dado cuenta de que ya pasaban de las 6 de la tarde y entonces me cayó el cansancio y el hambre, así que decidí parar, recoger todo y acompañar a la Sra. Adams al estacionamiento. Llegué al hotel, me eché un regaderazo y quedé listo para dormir. Tenía tantas cosas en la cabeza que no podía dormirme. Tenía tantas cosas que contarle a Lorena, pero ella no tomaba mis llamadas, ni respondía a mis mensajes; me dejaba «en visto», pero aún no me bloqueaba. Me levanté de la cama, me senté en la silla del escritorio, cogí un bolígrafo y empecé a escribirle unas líneas que desde hace tiempo quería escribir.

Lorena,

Eres como un ángel

Jamás conocí mujer tan hermosa

Eres como el sol

Iluminas mis días y llenas de vida a mi prosa

Eres como una estrella

Le das orientación a mi noche y sentido a mis cosas

Eres como mi aire

Necesito respirarte, tenerte conmigo, oh, mi fascinante moza

Despídeme de tu vida, pero alíviame este pesado aire con una explicación porque el no tenerla me asfixia. Tienes mi corazón en tus manos, pero estaría dispuesto a dejar todo este hermoso sentimiento si tú así me lo pidieras. Solo dime qué pasa o qué hice mal.

Con todo mi amor,

Carlos.

Lo metí en un sobre, lo sellé y por la mañana lo entregué en recepción para que me hicieran el favor de enviarlo a su domicilio con un ramo de rosas rojas.

Tuve que ayunar para los exámenes de sangre y orina. Luego de eso, tomé un sándwich y un café del comedor de B&S, y fui a las prácticas de auditoría con dos ingenieros del equipo de Guerrero. Al principio me parecieron antipáticos porque parecían más bien agentes de Matrix. Yo esperaba, no tal vez una cálida recepción, pero al menos lo normal, saludar, preguntar por trivialidades personales y eso (¿Cómo está el clima? ¿Qué tal la comida de ayer? ¿Ya fuiste al bowling?). En fin. Llegamos a la sede de una empresa constructora, de las que contrata la refinería, y el objetivo era auditar parte de su sistema interno de calidad. El documento más importante durante este tipo de auditorías es el manual de calidad que presenta la empresa al momento de la contratación, y que es revisado y validado por la Superintendencia de calidad. En este caso particular, Guerrero nos dejó unas notas en las que manifestaba no estar de acuerdo con algunos de los procedimientos del manual de calidad, pero, como ya habían sido aprobados por B&S, entonces no podíamos establecerlos como inconformidad, sino presentarlas como sugerencias y tratar de negociar con el contratista para que tales diferencias fueran resueltas. Las personas que están siendo auditadas se ponen muy nerviosas, y esto a veces entorpece el procedimiento. La recomendación es no facilitarles las cosas, ni mucho menos crear un ambiente de camaradería. Bajo presión comienzan a salir las observaciones. Con el nerviosismo también, la gente empieza a hablar más de la cuenta y a revelarnos más falencias del sistema. En general, la empresa salió muy bien librada, con inconformidades bastante fáciles de resolver. Con la excepción de las inconsistencias del método que están empleando para la verificación de los volúmenes del movimiento de tierras con respecto a lo establecido en su manual de control de calidad. Uno de mis compañeros consiguió un error de escritura en una de las ecuaciones de cuantificación. Como el cálculo se hace con un software, las mediciones se están haciendo correctamente. Sin embargo, el manual presenta una ecuación errada. Entonces se recomendó hacer una enmienda al manual sustituyendo por la ecuación correcta.

De vuelta en mi oficina me encuentro con un email de Guerrero asignándome la responsabilidad de la resolución y seguimiento de tres auditorías que se realizaron en días pasados a tres empresas diferentes, y para mi sorpresa, una de ellas es la de Servicios Trujillo. En este momento tenía yo la potestad de decidir si a la empresa se le daba una nueva oportunidad para corregir y continuar, o si de plano se recomendaba al departamento legal rescindir su contrato por incumplimiento. Menudo compromiso en el que me metió Guerrero. Lo que decidí fue citar al Sr. Trujillo de inmediato para una reunión urgente al día siguiente conmigo en sala de juntas para tratar el delicado asunto de la auditoría. El resto del día lo pasé tomando vídeo clases del programa de capacitación, y viendo vídeos de la intranet con los procedimientos de ejecución de los ensayos de concreto. En el vídeo de la elaboración de cilindros de concreto y en el ensayo de revenimiento, pude encontrar todavía más detalles en el procedimiento que no estaba realizando correctamente. Esta intranet es un verdadero tesoro.

Volví al hotel en la noche ya dispuesto a darme un baño, cenar y acostarme a dormir, pero cuando entro al lobby me encuentro con una hermosa sorpresa. Era Lorena esperándome con una de mis rosas en su mano y una gran sonrisa. Corrió hacia mí y me lanzó sus brazos.

—«¡Perdóname, Charlie! ¡He sido una tonta!», me decía.

—«Calla, mi adorada Lorena. No hace falta mayor explicación», le respondí yo abrazándola con todas mis fuerzas. Sentí esa conexión con todo lo hermoso de la naturaleza, como lo sentí abrazando aquel árbol en la finca de Papayoda.

Hablamos hasta la madrugada acostados en mi cama. Nos dijimos de todo hasta que nos venció el cansancio.

—«Charlie, sentí mucho miedo. Todavía lo tengo. No imaginas cuánto sufrí por amor. El miedo me paralizó. Sentirme vulnerable me dio terror. Nunca imaginé que te ibas a meter tan adentro de mi corazón. Junté todas mis fuerzas para sacarte de mi vida, y casi lo logré, pero tus rosas y esta preciosa carta minaron toda mi resistencia. Amo que me escriban y más en la forma tan poética que lo hiciste. Para mí es lo más romántico que existe y, no, no pienso que sea cursi, al contrario, es irresistible. Ahora eres tú quien tiene mi corazón en tus manos. Cuídalo porque no resistiría volver a partirse». Lorena me confesó todo esto con su cabeza apoyada en mi pecho. «Eres mi hombre. Te amo con locura. De hecho, debo estar loca para volver a hacer esto», me dijo mientras me besaba en la boca una y otra vez. Volver a sentir el calor de su cuerpo me hizo olvidar todos los malos momentos y me llenó de una energía impresionante. Miraba al techo de mi habitación y le daba gracias a Dios por tanto.

A la mañana siguiente me fui a la oficina muy feliz de haber desayunado con Lorena y haber aclarado toda esa situación. Yo sentía que mi vida volvía a tomar sentido.

Al entrar a la oficina saludo a la Sra. Adams y me informa que la gente de Servicios Trujillo estaba ya en la sala de juntas para la reunión conmigo. Tomo el expediente de la auditoría, le pido a la Sra. Adams que tenga advertido al departamento de seguridad porque presiento que se podría tornar bélico el ambiente, y me dirijo hacia allá. Confieso que mi corazón empezó a latir como si se me fuera a salir del pecho. Era una mezcla de muchos sentimientos porque era mi antigua empresa y porque había venido con el Sr. Trujillo nada más y nada menos que Esteves. Una parte de mí quería arrasarlos, comérmelos vivos, despacharlos como quien se deshace de la basura. Insultarlos. Pero otra parte de mí me llamaba a la calma. Las palabras de Papayoda volvían a mí y me hacían recordar que en realidad todos somos uno, y que lo que les hiciera iba a repercutir en mí. Hice varias respiraciones profundas y pronto llegué en un estado más relajado y sobre el cual tenía más control.

—«Buenos días», saludé con seriedad. «Gracias por haber venido con tan corto aviso, Sr. Trujillo», agregué mientras estrechaba su mano al momento que se levantaban para saludarme. A Esteves no le di la mano, sino que nos dirigimos una mirada sostenida. Aquel hombre no podía creer lo que veía. Resulta que pasé de ser su empleado a quien maltrataba, a una autoridad capaz de mandarlo a remover de su puesto. «Los he citado aquí porque en B&S estamos sumamente preocupados con el resultado de la reciente auditoría que les realizamos. El número de inconformidades es alarmante, así como su gravedad. Se me ha confiado la responsabilidad de decidir sobre la rescisión de su contrato con nosotros y yo considero que esta situación es inaceptable. ¿Qué me puede decir de esto, Sr. Trujillo?».

El Sr. Trujillo estaba sumamente incómodo y nervioso. No encontraba la forma adecuada para responderme. Me miraba, miraba a Esteves. Tartamudeaba.

—«López, la verdad es que estoy muy apenado con toda esta situación. Le pido que me dé una oportunidad para resolverla. Me siento muy incómodo con lo que pasó con Ud. en nuestra empresa. Cuando yo me enteré de todo ya Ud. se había ido. No quisiera que esa situación influyera en la relación laboral con B&S». El pobre no encontraba ya qué cosas más decirme. Mientras tanto, Esteves solo me miraba como estudiándome, sin lograr disimular la rabia que me tenía.

—«Le voy a ser honesto, Sr. Trujillo, mi opinión es que su empresa actualmente no tiene la capacidad para darnos el servicio que requerimos, y tampoco están en la capacidad de organizar un plan para mejorar su situación, y voy a recomendar al departamento legal la rescisión de su contrato», le rematé sondeándolos para ver su reacción.

—«¡Es lo que querías, López, humillarme!», dijo Esteves alzando la voz y levantándose de su asiento en una actitud amenazante. El Sr. Trujillo hizo el intento de contenerlo, pero aquel hombre estaba hecho una bestia. «Pero no me vas a humillar, quédate con tu estúpido contrato. No nos interesa», remató.

—«No, no, no. Eso no es así, López», interrumpió nervioso el Sr. Trujillo, quien, volteándose hacia Esteves, le dice: «Estás despedido, Esteves. Hazme el favor de salir, de retirarte». Y volviéndose a mí, me dice: «López, por favor, no haga caso a Esteves porque esa no es la posición de nuestra empresa». A Esteves se le fue toda la sangre a la cabeza; solo faltaba que le saliera humo por las orejas de la pura rabia. Mi corazón estaba sobresaltado y quería salirse de mi caja toráxica; ya presentía lo peor; se me hacía difícil respirar. Esteves escaló su enojo y se abalanzó sobre mí, pero tropezó con una silla y cayó con toda su humanidad al piso haciendo un fuerte ruido. En ese momento entró seguridad a la sala, inmovilizó a Esteves y lo sacó de la sala mientras que inútilmente se retorcía de la rabia tratando de zafarse. «¡Esta me la vas a pagar, carajito!», gritaba una y otra vez. Yo no le quité la mirada de los ojos con una impasibilidad que me sorprendió. Me dio vergüenza ajena.

Ya me quedé con el Sr. Trujillo solos en la sala de juntas y acordamos que le daría una nueva oportunidad una vez que reemplazara a su jefe de laboratorio y siguiera estrictamente mis recomendaciones. Aquel hombre se despidió agradecido como si le hubiera perdonado la vida, y sumamente avergonzado por la humillante escena.

Al volver a mi oficina me consigo con un mensaje de Guerrero que me informa de una reunión esta tarde para la descripción de los controles de calidad durante la construcción de los terraplenes de prueba de la desalinizadora, cuya construcción debía empezar de inmediato.

Toda esta mala situación me había hecho un hombre más fuerte, más maduro, más decidido.


Autor: Freddy J. Sánchez-Leal, sanchez-leal@geotechtips.com

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