Tres razones (refutadas) para especificar 95% del Proctor.
- 15 dic 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 22 jun 2023

DecÃa en 1964 el reconocido como Padre de la Mecánica de Suelos Venezolana, el difunto Profesor Gustavo Pérez Guerra, que:
«…referir inconsultamente los resultados de una obra al ensayo Proctor sin que medie una correlación establecida es un hábito absurdo y perjudicial, porque carece de significación fÃsica».
En su memoria voy a presentarles a continuación, amigos lectores, tres razones (refutadas) para especificar el 95% del Proctor en una obra que involucre suelos compactados.
Razón #1: Más abajo de eso el suelo es menos resistente o más compresible.
Esta afirmación es correcta pero es una media verdad. La clave para refutarla es preguntar ¿Menos resistente o más compresible respecto a qué? Esta pregunta llama a conocer cuál es la resistencia que requiere el proyecto, ya sea una carretera o un relleno estructural, para entonces usarla como comparación en un análisis de ingenierÃa como el que mostraremos aquà en este artÃculo.

Al hacer esto el diseñador de podrá dar cuenta de que hay ocasiones en las que compactar al 95% del Proctor es demasiado, una innecesaria pérdida de tiempo y recursos, como muestra la Figura 1 en la que se presenta una curva de diseño para grado de saturación de 80% perteneciente a una grava limosa. El CBR requerido para el proyecto (curva azul) es de 20%, de modo que compactando al 93% del Proctor es suficiente para alcanzar dicho nivel. En la gráfica también se ve que compactar al 95% del Proctor producirÃa un suelo con más de 70% de CBR. La diferencia entre 95 y 93 del Proctor pueden ser uno o más pases del compactador, y en una obra grande esto podrÃa significar un gran ahorro de tiempo y dinero.

La Figura 2 muestra la otra cara de la moneda, un suelo que si se compactara solamente al 95% del Proctor no alcanzarÃa la resistencia del proyecto. Este suelo, una arena limosa con clasificación A-1-b(0), y según su curva de diseño para 65% de saturación, necesitarÃa ser compactado al menos al 98% del Proctor para alcanzar CBR de 20%. Si el diseñador se dejara solamente guiar por la clasificación y por el tradicional y «seguro» 95% del Proctor, con toda seguridad este relleno fallarÃa si se dieran las condiciones de saturación del proyecto.
En conclusión, especificar irreflexivamente al 95% del Proctor puede ser una práctica sumamente peligrosa o bien costosa; es lo que llamamos en RAMCODES diseñar en el nivel 1 de la Pirámide de Diseño. Razón tenÃa el Prof. Pérez Guerra en tildar esta práctica como absurda.
Razón #2: Porque asà aparece en todas la especificaciones del mundo.
Esto no es cierto. En Venezuela, la norma Fondonorma NTF 2000-1:2009 actualizó en 2009 la anterior norma de construcción de carreteras que databa de 1987. Entre los cambios resalta que se presentan dos alternativas igualmente válidas, que son: 1) especificar el 95% del Proctor, o 2) hacer un análisis con experimentos factoriales y mapas de resistencia para especificar la compactación según la resistencia y grado de saturación del proyecto.
Razón #3: Porque asà ha sido siempre. ¿Y por qué habrÃa de ser distinto ahora?
La función pensante es la que distingue a la raza humana y conviene siempre utilizarla. Esta es una posición que deberÃa estar fuera de lugar en cualquier discusión técnica entre profesionales de la ingenierÃa, aunque asombrosamente es bastante más común de lo que se piensa.
En mi opinión, es el momento de revisar las especificaciones constructivas de todos nuestros paÃses y darle más peso al análisis ingenieril que a la receta, que se establezca claramente lo que el proyecto requiera y que la especificación sea la guÃa segura para cumplirlo.